
Hay que tener en cuenta dos cosas: El marketing cambia tu precio y el precio cambia tu marketing
Una persona está navegando en internet buscando unos cursos en línea de una temática en específico, y claro, como estamos en la era del conocimiento, pues se encontrará no decenas sino cientos de alternativas, entonces, en un mar sin fin de contenidos y precios seguramente, desde los más baratitos hasta los más caros, todos con certificación y demás (incluso hay mini cursos gratis!) ¿cómo toma la decisión de que curso comprar?
El precio te ayuda en el posicionamiento
Nosotros los humanos, ya sea en un punto de venta físico o en un entorno digital hacemos suposiciones y asociamos prejuicios acerca de la calidad – precio de las cosas, así que el precio que fijes para un producto debe estar en línea con todos aquellos elementos que has elegido de tu mercado meta y que has hecho tuyos para que ellos te reconozcan como uno de los suyos.
Vamos con un ejemplo en restaurantes y sus niveles de precios (nota como atraen a dos tipos de clientes diferentes y sus comportamientos).
Siempre me he admirado de esta paradoja, en un restaurante más del tipo popular, donde se come “bien servido” como dicen criollamente y no te desangra el bolsillo, para acompañar la comida se suelen pedir refrescos u otro tipo de bebidas, pero casi nunca, nunca de los nunca, piden agua.
El agua en este tipo de negocios es la bebida seguramente más barata, y no vamos a quedar como unos tacaños, ¿cierto? Así que se opta por hacer lo que hace la media, pedir una gaseosa, un juguito o alguito más guapachoso 😉.
Ahora vamos al otro extremo, restaurantes de cocina mucho más refinada, con una carta repleta de platos extranjeros quizás, en ese caso, lo más elegante, incluso para limpiar el paladar, es pedir agua.
Notas como en dos extremos, un mismo elemento significa todo lo contrario, en ambientes más populares, pedir agua significaría que no tienes mucho dinero, por otro lado, en los ambientes más refinados, es símbolo de que quieres apreciar la comida y no entorpecerla con otros sabores. Es incluso un símbolo de mayor educación.
Mira que, en ninguno de los casos, estamos hablando de alguna marca en especial, sino al símbolo que está transmitiendo. El precio te ayuda a hablarle a la gente correcta según tu elección de mercado meta, y te ayuda a confirmar esa declaración de posicionamiento que anhelas.
El precio como símbolo
Muy pocas personas manejarían el carro más barato posible (solo se me ocurre esas personas que salen en ese programa “Tacaños Extremos” de TLC), pero tampoco vemos cada día un Porsche o un Ferrari dando la vuelta a la esquina, te acabo de dar dos extremos, y entre esos extremos, hay muchas historias.
Lo que las personas acaban eligiendo es un producto que esté en orden con sus prioridades y lo que pueda permitirse, porque estas cosas son una extensión de su personalidad, de su manera de vivir.
Para nosotros como emprendedores, el precio va a ser nuestra palanca, nuestra declaración de qué y para quién estamos construyendo algo además de cómo queremos que nos perciban.
Quiero ofrecer el producto más barato
Como ya te he hablado muchas veces, algunos emprendedores cogen esta idea de entrar al mercado ofreciendo una idea de calidad superior al mismo precio (más por la misma cantidad de dinero), otros van hacia ofrecer la misma calidad, pero más barata (más por menos), intentando llamar la atención de clientes potenciales para entrar con patada voladora en ese mercado.
Esas son las ideas de esos emprendedores, NO LAS DE LOS CLIENTES.
Los clientes pueden percibir algo totalmente diferente de lo que tu querías comunicarles, ¡OJO! Que cuando eres el más barato no estás ofreciendo nada nuevo, nada que salga de la caja de lo conocido, es más de lo mismo, solo que menos costoso.
Para algunos productos puede funcionar, pero no querrás arriesgar una mala impresión.
Ojo que no hablo de las promociones de venta, estas que son cortas en duración y pretenden inyectarle sabor al nivel de ventas, no, hablo de fijar el precio que cobrarías normalmente.
Modelos de negocio con precio … Gratis
Trabajar implica esfuerzo, yo sé que le metes ganas e incluso pasión a ese proyecto, y ofrecerlo gratis no es la primera opción, después de todo, no podemos comer con generosidad solamente.
Pero, ofrecer algún servicio gratis, sirve mucho para generar confianza, para transmitir algo real y valioso. Estamos dando a entender que nos interesa más aportarles a tus clientes que simplemente pasar por caja, ya veremos cómo podemos monetizar estos esfuerzos.
Hay varios ejemplos que tienen ese modelo de negocio y les va muy bien, por ejemplo: Spotify, Fornite, casi todos los servicios de Google (Gmail, Drive, la plataforma ofimática, G Forms… etc.), Skype, Zoom, y muchísimos más.
La clave está en que lo que buscan estos negocios, es generar tracción, que la gente los use y que les guste, luego les ofrecen características más completas o beneficios relacionados, para poder tener ingresos de sus usuarios. O simplemente algunos se alimentan de la publicidad que pueden mostrar, como Facebook y sus redes sociales.
Lo importante es demostrar que tienes algo de valor.
Hasta la próxima!!!

Redactor, speaker y profesor de marketing y gestión. Lector empedernido y amigo de Don Ramón
Me encanta poder desarrollar y contribuir al talento humano, impulsando las soft skills y la innovación.
Creo al 110% que los negocios ahora y en el futuro tienen que tener un lado humano importante, generando un impacto más allá del netamente económico para sus creadores, y para ello, es clave que el motor sea una solución a un problema de la comunidad donde se desarrolla, ya sea física, digital o ambas.
El identificar el valor diferencial y trabajarlo desde esa óptica, ayuda mucho a que los emprendimientos crezcan de una manera sana, acompañando a su mercado meta y recibiendo feedback constante de ellos.