
“El Contenido de tu carácter es tu elección. Día a día, lo que eliges, lo que piensas y lo que haces es en quien te conviertes. Tu integridad es tu destino… es la luz que guía tu camino.”
Hace unas semanas vi un anuncio en Instagram que hacía un desafío de lectura en modo cooperativo (con metas para todos los que se unieran) y entre los libros que iban a ser leídos, estaba el clásico de Stephen Covey, “Los 7 hábitos de la Gente Altamente Efectiva”.
Recordé cuando lo había leído, y de verdad es un libro con grandes sabidurías, empezando por que el autor, hace una aclaración de que nada de lo que está escribiendo es de su autoría. Él, solamente actúa de vehículo transmisor, o sea, es un recolector de todo ese conocimiento y nos lo pone en bandeja de plata, todo reunido y justificado en un volumen.
Si bien es cierto que en algunos pasajes no es una lectura tan ligera y fácil (varias personas y colegas me han dicho que les cuesta terminarlo) te lo recomiendo con todas las fuerzas que tengo, en serio, si se lee a conciencia y con ganas de generar un cambio, ese puede ser el faro que te oriente a mejorar tu vida.
Pero no estamos aquí para hablar de todo el libro, sino más bien de un término que se toca en esa obra, y que, obviamente es un término transversal seguramente en muchas otras literaturas. La Responsabilidad.
Que es la responsabilidad
Responsabilidad viene de la conjunción de dos palabras según nos dice Covey, Respons – Habilidad, entonces, tener la responsabilidad presente en nuestra vida, significa tener la habilidad de responder.
Imagina esto, cuando eres pequeño y hacías alguna travesura, o pasaba algo malo, era fácil echarle la culpa a algo o a alguien más, quizás un amigo era el de la idea de la travesura, o tal vez la tarea estaba casi lista, pero algo ocurría que te la “olvidabas” en casa y no la podías presentar… Mientras somos pequeños, es fácil poner excusas, y de hecho, no tiene mayor trascendencia, todo por evitar ser retados y zafarla.
Cuando ya somos adultos, esto ya no tiene la misma gracia, por ejemplo: si no empiezas ese negocio por equis razón, si no puedes mejorar las ventas o tu rendimiento, no porque no quieras, sino por que la situación actual es mala para todos, eso ya es una excusa pura y dura
Todas estas respuestas, que quizás alguna vez se te han cruzado en el camino, han sido la manera de echar la carga hacia otro lado.
Si bien es cierto que pueden ser motivos válidos en algunos casos, la responsabilidad tomada desde este enfoque que hoy te comparto, es una invitación a ser el protagonista de tu vida y tus proyectos, y no ser la víctima que seguramente todos hemos sido al menos una vez.
Responsabilidad entonces la vamos a entender desde dos puntos de vista:
Como la oportunidad de ser pro activo
Hay dos clases de actitudes básicas, las pro activas y las reactivas, las primeras buscan oportunidades de mejora para su vida, familia, emprendimiento, etc.
Es que estas personas han entendido que lo único que cae del cielo es la lluvia, y que, si sienten que son merecedores de algo, pueden salir y trabajar hasta conseguirlo.
Su éxito depende de ellos mismos, porque no se sientan a esperar que las cosas resulten de la manera correcta, sino más bien ellos trabajan activamente en optimizar las dimensiones que consideran como prioridades en un punto específico. Es así que también entienden bien donde se encuentran, y a dónde quieren llegar.
Las actitudes de las personas reactivas son las que se presentan cuando, por ejemplo, alguien te vende algo de muy mala gana, o te atienden con una cara de espanto total. ¿Y tú… actúas de acuerdo a como te han tratado?, después de todo, ¿no hay porque dejarse mal tratar cierto?
Respondes de la misma manera en la que se presentan las cosas.
Pues no, ese pensamiento es muy reactivo, si trato bien a únicamente los que me tratan bien, y mal trato a los que lo han hecho conmigo (reacciones usuales), no estoy respondiendo a la situación sino reaccionando, y soy más bien como un elástico, que cuando algo le empuja, devuelve la misma fuerza al objeto, o incluso mayor. Eso puede traer cosas negativas.
Imagínate si por darle de su propia medicina, te pones a pelear con esa persona, y pierdes tiempo valioso, o dices cosas sin pensar que pueden herir.
Por eso la llaman la Habilidad de Responder, no de reaccionar
Para asumir las consecuencias de sus propias elecciones
La habilidad de responder y no solamente reaccionar a lo que nos pasa en esta vida, te ayuda a enfocar la acción, ya no desde el asiento del observador que espera que “Con la bendición de Dios” ocurra ese algo que le acercaría a la victoria personal, hay que dejar de decir “todo pasa por algo” y entender que los resultados que uno consigue ya sean positivos o negativos son el producto directo de las elecciones que ha tomado.
No necesariamente hablamos de un escenario malo, cuando uno escucha responsabilidad la relaciona al tiro con culpa o acusación entre otros, pero no siempre tiene que ser así. Por ejemplo, si algo falla en el trabajo o en un equipo al que perteneces, puedes verlo como la oportunidad para poder generar más valor a tus colegas.
O, al contrario, si las cosas salen de perlas, de igual forma es tu responsabilidad, y puedes asumir este escenario como un reto para capitalizar lo bien que han salido las cosas y poder mejorar aún más, claro, luego de un auto reconocimiento de que gracias a ese esfuerzo tuyo, los resultados son geniales.
Consejos para practicar la respons – habilidad
Toma de conciencia
Esto es clave, no podemos practicar la habilidad de responder efectivamente a nuestro entorno si no somos plenamente conscientes de cuando respondemos o reaccionamos. Esto es natural, no es cuestión de juzgar, sino de comprender cuando lo hacemos, para poder cambiarlo.
Si no entendemos cuando o con quienes nos falla esta habilidad para responder, no podremos tomar conciencia plena de las consecuencias.
Escuchar… pero de verdad
Implica también tener empatía, para intentar entender a las demás personas, esto obvio cuando uno tiene interacciones, y no tomarse nada demasiado personal cuando hay respuestas un poco desatentas hacia nosotros, puede ser que haya muchas otras cosas detrás para esa otra persona. Intenta entenderle.
Se el factor de cambio
Esto depende de una sola persona, de esa que ves, cada día cuando te lavas la cara, nadie puede hacer este trabajo por ti, así como los frutos de tomar esta actitud, también serán muy beneficiosos para ti.

Redactor, speaker y profesor de marketing y gestión. Lector empedernido y amigo de Don Ramón
Me encanta poder desarrollar y contribuir al talento humano, impulsando las soft skills y la innovación.
Creo al 110% que los negocios ahora y en el futuro tienen que tener un lado humano importante, generando un impacto más allá del netamente económico para sus creadores, y para ello, es clave que el motor sea una solución a un problema de la comunidad donde se desarrolla, ya sea física, digital o ambas.
El identificar el valor diferencial y trabajarlo desde esa óptica, ayuda mucho a que los emprendimientos crezcan de una manera sana, acompañando a su mercado meta y recibiendo feedback constante de ellos.